martes, 10 de junio de 2014

¡Que Dios te bendiga!

Si juntara todas las bendiciones que he recibido en los últimos tiempos de personas que pasan por el albergue, con total seguridad tendría convalidados todos mis pecados pasados (que no son pocos) y todos lo que cometeré el resto de mi vida (que espero sean muchísimos más). Parece gratis decirle a alguien aquello de “¡Dios te bendiga, muchas gracias!” pero me gusta pensar que implica algo más que una frase hecha. 






Claro que si juntara también todas las suertes del mundo que he deseado y con las que he contestado a las bendiciones y gratitudes, todos los deseos de éxito y de que se cumplan ciertos sueños, probablemente en Texas ya existiría una ciudad sucursal de San Pedro Sula del tamaño de Wisconsin. Quiero pensar que todos esos grandes deseos de buen camino y buena suerte tampoco son gratis y lo digo de corazón. Es así, tampoco soy tan malo como para no agradecer una bendición divina con un deseo de buena suerte. Aunque no sepa qué tamaño tiene la ciudad de Wisconsin.

El trasfondo y lo que me intranquiliza de todo esto es que sé de buena tinta que casi nada es cierto. Que ni las bendiciones convalidan pecados, ni mis deseos de buena suerte esquivan problemas en los caminos. El mundo está tan mal montado que acepto las bendiciones sin explicar que poco tiene que bendecir un Dios que permite que esa persona se esté jugando la vida en condiciones infrahumanas en pos de un sueño que normalmente no llega a la categoría de pesadilla tolerable y que huye de algo que le tiene marcada de por vida. Dios está tan ocupado que ni siquiera castiga que yo reparta suertes y buenos deseos por doquier a personas que a veces ni reconozco por el mero hecho de recibir una sonrisa de sus caras o de contestar adecuadamente una bendición. 





Recordé un día la canción de Los Rodríguez, aquella de dicen los toreros: ¡Buena suerte, compañero!Y me pasé una buena temporada agradeciendo e invocando al azar así. Por supuesto, sin lo de los toreros, aunque todo el mundo piense que por nacer en España tienen que gustarte. También recordé un día lo afortunado que soy por poder vivir ciertas cosas y que encima te den las gracias por ello. Pero esa ya, es otra historia.

“¡Buena suerte, compañero/a!”




 
B.S.O.: "Buena suerte", Los Rodríguez






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