miércoles, 29 de enero de 2014

Bailar no es una opción




"Bailo para que se espanten todas las complicaciones,
cuando el llanto duele tanto abandonarse es lo mejor.
Quiero ver cómo se mueven todas mis preocupaciones,
si manejan bien el ritmo o son tan torpes como yo."
(El traje, Julio de la Rosa)







Los españoles no sabemos bailar. Es un hecho. Hay quien dice que traemos una malformación de serie en la cadera que impide cualquier movimiento rítmico que queramos hacer con el cuerpo. Además, no sabemos qué hacer con las manos si no están asidas a alguna forma cilíndrica de vidrio o plástico que contenga líquido, lo cual añade más hándicap al asunto si cabe.



Los mesoamericanos y mesoamericanas saben bailar. Saben y deben bailar. No entienden la vida de otra manera.



Los que tenemos la terrible manía de preguntarnos todo y plantear interrogantes para todo lo que vemos morimos de angustia tratando de desentrañar el misterio del baile por estos lares. ¿Por qué bailan? ¿Para qué? 







Bachata, punta, merengue, reggaeton, parranda, lambada, salsa... Y así hasta el infinito. Nunca organices una fiesta con mesoamericanos si no vas a poner música y van a poder bailar. Vendría a ser como organizar una en España sin servir alcohol: Un completo y estruendoso fracaso.



Dicen que las personas que consiguen conectar con su ritmo son capaces de transmitir sensaciones positivas. Desde la antigüedad, todas y todos hemos bailado de mejor o peor manera, ya sea para honrar a dioses, atraer la lluvia, como rito iniciático o como prolegómeno del apareamiento. El baile mantiene el cerebro en forma y aumenta la autoestima. Pero, sobre todo, el baile en el albergue evade y lleva lejos, a lugares mejores. A muchos de los que he visto bailar por aquí les encantaría bailar sobre la bestia y todo lo que ello significa. Pero se conforman con arrimarse lo más posible a alguien y bailar como si estuvieran en otro mundo que no estuviera nunca perturbado por el sonido de un tren que devora sueños, deseos y, literalmente, personas. Cuando el suelo que pisas quema tanto, bailar es la mejor manera que existe para que no se te abrasen las plantas de los pies.






Bailar no es una opción. Es una obligación. Como seguir adelante, luchar, sonreír y tener fe en algo. Al menos para todas y todos ellos. Mañana cuando me levante querré saber bailar y poder integrarme más en su mundo. A día de hoy me iré a dormir con el recuerdo de la noche que intentamos bailar como si no pasara nada y acabé con el pantalón roto. 

Pero esa ya, es otra historia...



"Nadie se acordará de ti
cuando en el río vean bailar
a un pez bailarín."
(Baile de los peces, Josele Santiago)




B.S.O. I: El traje, Julio de la Rosa

B.S.O. II: Baile de los peces, Josele Santiago


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