domingo, 17 de noviembre de 2013

Historia de una foto (Volumen 1)


Cuando estás fuera de casa todo te parece más extraño. Todo es más extraño y no encuentras referencias claras de quién eres, dónde estabas antes, cuándo llegarás a algún sitio y, sobre todo, qué es cada día y para qué sirve.

Cuando la propia identidad está nublada y te la planteas hasta tú misma, necesitas más de lo normal. Aunque por necesidad te conformes con menos de lo que antes creías necesario para sentirte tú. 

Esta es la historia de una foto en el camino. 



Es una historia como tantas otras. 
Cuántas veces hemos oído la historia del chico que conoce a chica, de la chica que se enamora del chico, de la pareja que empieza a vivir cosas juntas, de los dos que se hacen uno hasta el punto de no sentirse nada cuando el otro falta. Muchas veces nos contaron la historia del contigo hasta el final, del no puedo vivir sin ti, del iré contigo donde quieras que vaya. La historia está llena de unos y doses. La literatura universal se ha alimentado hasta el empacho de parejas. El mundo no se sostiene sin historias de amor. 

Esta foto cuenta la historia de un amor que no se sostiene sin el mundo. Aunque el mundo lleve mucho tiempo sin preocuparse por sostener nada. Ni siquiera a sí mismo. Cuando sientes que el mundo te ha abandonado a tu suerte, y la suerte es una perra que nunca te ha mirado de frente, no te queda más que sostenerte en ti misma. Y, aunque el mundo no necesite otra canción de amor, como diría La Cabra Mecánica, yo te necesito a ti, que me cuides, me mimes y que necesites mimos y cuidados que sólo yo puedo darte. 

Hacer el camino de la mano, acompañados, hace que todo parezca menos malo. Pero sólo lo parece. 

Hacer el camino juntos, hace que yo tenga que estar pendiente de ti y tú tengas que estarlo de mí. Eso hace que olvide estar pendiente de mí. Porque sé que cuidas de mí al menos tanto como yo cuido de ti. Y eso hace que todo lo que vivimos, parezca más hermoso a pesar de que al ser dos, sea más del doble de duro y peligroso.

Déjame al menos sentir tu mano. Todo lo demás no importa. Al menos en este preciso (y precioso) momento. 

Esta la historia de una foto y de unas ocasiones. Sólo en ciertas ocasiones, cuando todo te va de cara o tú intentas olvidarte y por tanto no existe y va bien, te mezclas en el dibujo de lo que estás viviendo. Un dibujo más bello y menos duro. Un dibujo que luce más que miles de pinturas de pinacotecas del mundo que ni sabes que existen. Ni te importa. Un dibujo animado donde las hostias que te va dando la vida y el camino que no se acaba nunca, no son más que una onomatopeya puesta en un bocadillo. 

Un dibujo animado en el que los porrazos se curan con besos…





B.S.O. I: El mundo ya no necesita otra canción de amor (La Cabra Mecánica)

B.S.O. II: Dibujos Animados (Pedro Guerra)


No hay comentarios:

Publicar un comentario